LA GOMA Y EL DIFUMINO
- Antonio Amilivia
- 17 nov 2021
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 22 dic 2024
La goma de borrar es un instrumento de dibujo muy importante en la técnica de la ilustración a lápiz grafito.
Parece sencillo, pero generalmente, no se sabe borrar. Al mismo tiempo se suelen desconocer todas las posibilidades que la goma ofrece en el transcurso de un dibujo a lápiz.
La goma no es un instrumento que sirva únicamente para hacer desaparecer trazos mal hechos; también, como veremos, sirve para dibujar.
En este artículo vamos a estudiar el modo de utilización de la goma, pero antes veamos los distintos tipos de las mismas que se nos presentan en el mercado.
Clases de gomas
Para dibujar a lápiz hay varias clases diferentes de gomas.
Un primer grupo está formado por gomas muy blandas que se "desmoronan" y se gastan con relativa rapidez. Entre ellas sin duda el prototipo más conocido es la goma marca Milán.
Estas gomas dan un excelente resultado, siempre que borremos trazos tenues, no excesivamente marcados sobre el papel (condición que, por otra parte, no debe poseer ningún trazo). La mayor virtud de estas gomas es su blandura, ya que, al deshacerse con facilidad al entrar en contacto con el papel, no estropean nunca la superficie de este, aunque sea de mala calidad.

Otro tipo de goma sumamente útil es la llamada goma de "miga de pan". Es una goma extrablanda que puede adquirir formas diversas, ya que es moldeable como la plastilina. Estas gomas están compuestas de aceites polimerizados con azufre y sus características son similares a las que hemos descrito al hablar de las gomas tipo Milán.

Por último están las gomas de caucho, tipo Ebro. Estas gomas son muy consistentes, duras y compactas. Su principal virtud es su durabilidad. Su gran defecto es que, debido a su dureza, pueden estropear el papel si frotamos con insistencia sobre él. Si bien esto solo ocurre en papeles de no muy buena calidad.

También les ocurre otra cosa: se ensucian en su zona de contacto con el grafito del lápiz y llega un momento, si no las limpiamos, que debido a ese grafito acumulado en el extremo que borra, no "agarrarán" en el papel, sino que resbalarán sobre él ensuciándolo, sobre todo si se trata de una superficie no muy granulada, o completamente satinada, tal cual es la cartulina Bristol.
Nuestro consejo es sencillo y rápido: para trabajos con lápiz grafito utiliza las gomas blandas tipo Milán. Te servirán perfectamente sin problemas.
El empleo de la goma
Dejémoslo claro desde el principio: la goma no debe ser nunca el recurso fácil del que podemos echar mano a cada momento para corregir defectos de un dibujo debidos a nuestra falta de cuidado en el momento de su realización.
Dibujar es una tarea que requiere atención y reflexión. Si no se aplican estas dos actitudes, el dibujo saldrá con errores y nos aplicaremos a borrar, por habernos descuidado pensando: "como tengo la goma..."
No. Debemos procurar que nuestro dibujo sea bueno desde el primer momento, considerando a la goma solo como un infrecuente recurso de emergencia.
Consejos elementales a tener en cuenta
La goma solo se empleará con asiduidad para la primera fase de un dibujo; o sea, para la etapa del encajado y la composición de líneas básicas.
Se pueden borrar trazos limpios y precisos, pero nunca manchas, sobre todo si son de cierta amplitud.
En un dibujo en fase de ejecución muy avanzada, solo utilizaremos la goma para corregir pequeños defectos.
Nunca, bajo ningún concepto, en esa etapa, pretenderemos borrar una gran área de nuestro trabajo. Primero porque, una vez bien encajado el dibujo no tiene por qué haber fallos en media ilustración. En segundo lugar porque, como hemos dicho antes, el intento de eliminar una gran extensión del dibujo, solo conduce a ensuciarlo todo y a dejar marcas que pueden perjudicar irremediablemente nuestra obra. Es preferible, rajar el papel y comenzar de nuevo con más cuidado.
Así pues, la prudencia es fundamental a la hora de usar la goma. Debemos ser verdaderamente tacaños en su uso, como si debiéramos economizarla para que nos durase toda la vida.
La goma se parte
No tengamos miedo de partir nuestra goma. Esto nos será de mucha utilidad.
Con la goma entera ocurre que, debido al uso, sus vértices y aristas se pierden, se quedan romos, resultando un instrumento que no nos sirve para borrar pequeños detalles de un dibujo, ya que, si lo hacemos, corremos el riesgo de estropear zonas cercanas a ese detalle.
Por eso es conveniente partirla, a fin de obtener trozos que presenten vértices agudos con los que proceder al borrado de las pequeñas áreas defectuosas.
Con la goma se dibuja
El lápiz, si nos fijamos, lo que dibuja siempre son zonas de sombra más o menos intensa. Miremos cualquiera de los dibujos realizados a lápiz que aparecen en este blog; en realidad, lo que el lápiz ha hecho en ellos ha sido dibujar las zonas de sombra, desde las más intensas a las más claras, dejando en blanco aquellos lugares donde da de lleno la luz o donde se producen reflejos. El lápiz, pues, dibuja lo que es sombra en un dibujo.
Pero la goma también dibuja, y lo que dibuja es la luz.
Veamos este dibujo.

La pericia del dibujante ha logrado crear la ilusión de volumen y profundidad en este vaso.
Esto es debido a que en él se han dibujado brillos que han sido obtenidos con la goma.
El difumino
A continuación puedes ver dos dibujos a lápiz grafito realizados con técnicas distintas. La ejecución del primero se ha realizado a base de la acumulación de trazos reunidos en una especie de tramas más o menos tupidas, que dan lugar a zonas de distinto valor tonal.


En el segundo dibujo no se ve ningún trazo, solo manchas de lápiz de tono distinto.
Sin embargo, este dibujo también está realizado, como es bien sabido, con el lápiz, cuya punta solo produce trazos.
Lo que ha ocurrido es que estos trazos se han hecho desaparecer. Se han frotado, de tal forma que el grafito que los compone se ha extendido sobre el papel, fundiéndose unos trazos con otros hasta producir manchas homogéneas de grafito.
¿Con qué instrumento se ha realizado esta operación de frote?
Con un viejo instrumento de dibujo que siempre veremos entre el material de un dibujante especializado en el lápiz: el difumino.

Se trata de una especie de cilindro rematado en sus extremos por dos puntas, que está construido a base de papel poroso o gamuza enrollado en sí mismo.
El difumino se fabrica con diversos grosores significados por un número. Hay difuminos del número 1, del 2, 3, 4, 5, 6, 7, etc., siendo el difumino en cuestión tanto más grueso cuanto mayor es el número.
Para dibujar no es recomendable tener un solo difumino. Algunas zonas de nuestro trabajo requerirán un difumino grueso debido a su gran área, y otras un difumino fino, dado el pequeño espacio que ocuparán sobre el papel.
Lo mejor es estar provistos de dos o tres difuminos que nos permitirán afrontar con eficacia cualquier situación. Por ejemplo, no está mal reunir un equipo de difuminos formado por uno del n.º 1, otro del n.º 4 y otro del n.º 8, aunque este último lo utilizaremos poco, a menos que realicemos trabajos de gran tamaño.
La técnica por medio de la cual se extiende el grafito del lápiz sobre el papel, a fin de obtener una mancha limpia y homogénea, no es algo excesivamente difícil, y mediante una práctica asidua se puede asimilar perfectamente.
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